Cuando se acaba el amor y cesa el dolor, al final, lo único
que quedan son recuerdos. Lo que nunca será y siempre fue. Cuánta verdad hay en
esa frase. Así la recuerdo a ella, que siempre fue de cosquillas en la espalda.
De dormirse acurrucada antes que yo. De buscar calor bajo mi ropa. De tirarme
de la manta. De despertarme a las tantas y hacerme el amor. De cantar bajo la
ducha. De reír mis tonterías. De contarme los lunares. De alegrarme los días. Siempre
fue de llegar sin avisar. De enamorarse sin querer. De besar con los ojos
cerrados. De desnudarme la piel con la luz apagada. De sacarle una gran sonrisa
al corazón con pequeños detalles. De pasear por la orilla del mar. Siempre fue
de agarrarme fuerte de la mano con las pelis de terror. De subir el volumen de
la radio cuando sonaba su canción. De pisar todos los miedos con la punta del
tacón. De cambiar todos mis “NO” por impensables “¿Y POR QUÉ NO?”. De andares
de loca por la vida. Del guapo subido todos los días.
Pero hay cosas que no recuerdo. No recuerdo por qué discutíamos,
por qué dormíamos dándonos la espalda, por qué pasábamos tanto tiempo sin
hablarnos, por qué se acabó. No lo recuerdo y, la verdad, tampoco quiero
recordarlo.
Cuánta verdad hay en eso de que cuando se acaba el amor y
cesa el dolor, al final, lo único que quedan son recuerdos. Y eso fue lo que me
quedó de ella. Un recuerdo bonito paseando por una esquinita del corazón.
@elchicodecuadros
3 comentarios
Espero que encuentre el amor de nuevo. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por leerme y dejar tu comentario. ¡Un beso enorme!
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